" Se cortó el puente Mariscadero...
El camino costero de Pelluhue a Curanipe está destrozado, lleno de escombros, no se puede pasar...En un bus de abuelitos venìan 47 cuando los agarró el mar, rescataron a 20, de los otros no se sabe...Un auto se lo tomó una ola, con una persona dentro, el tipo se salvó... El mar se recoge y sale, el agua está turbia y llena de palos...Las camionetas y gentes de abajo, andan por las olas...En el mar se ven refrigeradores, tazas de baño...Hoy (27/2) estuvo todo el día soleado, con un calor tremendo, después entró una niebla muy espesa en el mar...En la noche la luna llena alumbraba el camino...La roca de El Torreón y la que está al lado, frenaron un poco la ola, pero hacia el sur, les pegó a toda velocidad...Pelluhue no tiene nada, es un pueblo que está muerto...Según mi viejo, testigo de la entrada antes del tsunami (maremoto) dijo: había un ruido ensordecedor, la primera ola fue de 10 metros, era impresionante ver la velocidad a que avanzaba..." Un sobreviviente de Curanipe
Un Blog es menos que una gota de agua en el mar de la información virtual y esta frase cliché tiene la virtud de ser una metáfora real para definir la dimensión de este espacio, que tiene el don de la ubicuidad por obra y gracia de la diosa Internet. Estamos casi en cualquier lugar al alcance de un click de cualquier internauta que conozca la dirección de nuestro Blog o el azar lo lleve al puerto de la palabra, un río que nos asombra por la fuerza envolvente, impactante, del lenguaje.
A finales de octubre del 2005, me subí al tobogán de este Blog, una burbuja en medio de la blogósfera que crecía como una ola incontenible. Mi experiencia anterior se basaba en la circulación de numerosos escritos y poemas en portales amigos de Canadá, Estados Unidos, España, Suecia, Chile y Argentina. El chileno Juan Contreras Bustos, un aventajado de Internet, fundó mi primera página personal bajo el título: Plaza Gabrielli, la que recorrió la geografìa digital por un tiempo con numerosos textos. Un día me dijo Juan, tendrás que organizar tu Blog personal, lo que es muy sencillo y efectivo, podrás alimentar tu espacio cuando lo desees. Me pareció una tarea casi imposible, hasta que JCB, escogió un diseño y comenzó a incluir mis trabajos con el compromiso de que yo fuera asumiendo la responsabilidad. Así nació este Blog, que sería acosado por anónimos y algunos robots que asimilan como verdaderas "las denuncias", calumnias, de quienes no soportan un espacio libre, creativo, abierto, que privilegia la poesía y la información de nuestra época y tiempo de manera objetiva, analítica y sin compromisos.
Lo que no todos saben, es que este Blog nació en Curanipe, que con Cobquecura fue epicentro del sismo que azotó Chile, que naufragó en un maremoto después del terremoto de 8.8, que devastó la costa centro-sur de ese país suramericano, el 27 de febrero pasado. Curanipe... Un lugar para los ángeles/ que siempre tuvieron alas verdaderas/ y los pies en la tierra./ Piedra negra sobre el mar de Chile/Curanipe sobrevive la ola de la ola/el mar que lo sueña y devora./Un viento nuevo soplará/Sur en mi memoria/Sur en tu memoria
Curanipe, ubicada a 150 kilómetros al noroeste de Concepción, figuraba en el mapa turístico chileno, zona privilegiada por sus playas, clima y gente trabajadora, adquirió la trágica fama a nivel mundial, la fatídica madrugada del 27 de febrero, de una de las dos zonas del epicentro telúrico. El mar borró lo que el terremoto perdonó a Curanipe y la gente que dejó temblando bajo los escombros y las sombras de la noche. La tierra habló con sus ruidos sordos, indescifrables, que marcan un parto trágico y estremecen al hombre como en los tiempos bíblicos. Así se expresa la naturaleza en Chile y este 2010 es un eslabón de una antigua cadena de fenómenos que violentan la naturaleza humana y la ponen a prueba. La naturaleza cambia el rostro de nuestra geografía y sus costas, quizas nos pide poner los pies en la tierra, porque el mar como los volcanes, saben que sus fuerzas son incontrolables.
Cuando me enteré temprano en Panamá del terremoto, por una llamada de mi hijo, desde Colón, en el Atlántico, donde captura cocodrilos para despejar el área donde se realizará parte del ensanche del Canal interoceánico, supe que era algo devastador y de una destrucción impensable por su epicentro, la historia de nuestra història telúrica, de la geografía y lo que sabemos quienes hemos estado en eventos de esta naturaleza. Encendí el Canal 24 horas y fui viendo, imaginando además los lugares, muchos de los cuales recorrí alguna vez. La memoria es un depósito cruel a veces, insiste, repite, se apropia del pasado y nos hace estremecer. La costa de Chile me convertía en un náufrago de la tragedia, un desamparado más, y pensaba en quienes habían recibido ese extraordinario impacto que desordena los sentidos, recoge el alma, pone a crujir nuestros sentimientos, porque los vulnera. La impotencia corre a toda velocidad como una loca, con los ojos abiertos y la cabeza sin cabeza. Los terremotos tienen la particularidad de descubrir sus daños muchas horas después, aunque el maremoto pone su sello de que cuando pasa, lo borra todo. La familia, porque en Santiago fue de 8.2, un impacto notable, no acostumbrado para los santiaguinos que conocemos de estos movimientos a lo largo y ancho de nuestras vidas. Aún no sé como les ha ido a todos.
Cuando supe que Curanipe era el lugar del epicentro, empecé a escarbar en Internet los primeros indicios de información, mensajes, algunos nombres, y nada, Juan Contreras Bustos, el cronista de Curanipe, pintor, consejero, juglar, maestro de la vida, no aparecía, más bien era silencio. Me comuniqué con unas amistades argentinas, que bien le conocen, y nada. Los días pasaban como tablones de náufragos, flotando en los recuerdos. El maremoto era el telón de fondo, me decía, aquí rodeado por el mar, uno que en nuestro sur se hace llamar Pacífico y fue descubierto aquí como una taza de leche. Los días posteriores, revelarían el nuevo escenario Chile, el país que habían dejado el terremoto y el maremoto. Los pequeños poblados arrasados, las caletas de pescadores, las zonas agrícolas con sus casas centenarias de adobe, la patria humilde, esforzada, nombres conocidos por una vieja memoria, desfilaban a tropezones por mis días: Curanipe, Dichato, Lota, Pelluhue, Talcahuano, Parral, Constitución, Curicó, Talca, Iloca, Chillán, Concepción Llico, Lircay, Chiguayante, Panguipulli, Coliumo,Tubul, ,- no había ningún orden geográfico- el país se había estremecido, y después nos enteraríamos, que corrido literalmente hablando.
La geografìa desfilaba con los rostros compungidos, la aflicción de la gente era notoria a nivel nacional, recordaba aquel año que estudié en Molina, en la región del Maule, vecina a Curicó, tierra vitivinícola. Recuerdo el Río Claro y las famosas Siete Tazas con el Salto de la Leona. El terremoto afectó las Tazas, porque ha desaparecido el río que les servìa de afluente y las llenaba.
Seguía buscando a Juan Contreras Bustos, más nombres, muertos, desaparecidos, buscados, encontrados, bien, mal y me aprestaba a escribir una nota, con más preguntas, que certezas, cuando leo una pista sobre JCB y me llega su correo al mismo tiempo el pasado 8 de marzo. Así comienza su relato:
DESDE CURANIPE
(Primera parte)
Por Juan Contreras Bustos
"Abro los ojos, despertando asustado, el corazón late rápido; al mismo tiempo escucho con todo el cuerpo el ruido ensordecedor de un....¡¡¡Temblor!!!... uno más de los muchos que he vivido; duermo este verano en Chile, país delgadito, flaquito que casi se cae al mar colgado de la cordillera de Los Andes y con un mar enorme que nos flanquea. De tiempo en tiempo, más o menos cada diez años se nos viene encima, entre muchos otros, uno de esos grandotes, imponentes, de los que no dejan “mono con cabeza” como se suele decir por estos lares."
"Mi propia madre sobrevivió al famoso terremoto de Chillán de 1939, un verdadero cataclismo que borró a la ciudad, quedando entonces debajo de la casa de sus padres siendo una bebé de pocos meses; rescatada por algunos vecinos piadosos pasó al cuidado de una buenas señoras putas que el Señor de seguro tendrá en su seno entreteniendo los ocios de angelitos, querubines y serafines; en ese entonces las compasivas señoras cuidaron a la nena por algunos días regresándola a sus padres, sana y salva."
Esta historia la contaremos completa, suscrita por JCB, en un post sobre este cataclismo cuando la naturaleza no sòlo estremeciò el alma de Chile, sino moviò el eje de la Tierra y acortò la duraciòn del dìa de todos sus habitantes.
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