
que siempre tuvieron alas verdaderas
y los pies en la tierra.
Piedra negra sobre el mar de Chile
Curanipe sobrevive la ola de la ola
el mar que lo sueña y devora.
Un viento nuevo soplará
Sur en mi memoria
Sur en tu memoria"
rolando gabrielli©2010
Recién he terminado de hacer una reparación sobre el techo de la leñera de la casa de mis padres y disfrutando la mañana de luminoso sol quédome parado sobre un murallón contemplando el horizonte; sirvió éste alguna vez para contener el avance del cerro que en invierno se venía cuesta abajo y hoy años después y pasada la contingencia, inservible permanece enhiesto y solitario despejado de la tierra que lo justificó.
De pronto, sin aviso desaparece el suelo que me sostiene, encontrándome al momento tirado un metro y medio más abajo cuan largo soy en medio de cascotes y escombros, con rasguños, magulladuras y una carcajada de nene aporreado, la que evitando en esta vez como en otras daños mayores, me consuela, mientras mi sobrino de veinte años* quien ayudaba en labores previas se viene encima raudo y asustado averiguando qué es lo sucedido.
Inexplicable hecho; bueno tal vez la mezcla de albañilería después de más de veinte años aflojó, quizás demasiada arena en ésta, tal vez... Son las 11:30 hrs. del 26 de febrero del 2010 en Curanipe, un tranquilo balneario marítimo del centro-sur de Chile, ya casi sin turistas quienes han regresado a las ciudades en la que tienen residencia habitual.
Así, un día antes comienza esta historia de llantos y desastres, la que luego remeció literalmente al mundo entero y cuyo epicentro fue nuestro pueblo. En vez de narrar la historia, la que ha sido expresada en estos días de mil una manera por bocas distintas, prefiero dejar aquí fragmentos de conversaciones, correos y otros que me ha tocado hacer o conocer en forma directa después de la tragedia.
Desde Curanipe
Juan Contreras Bustos
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